jueves, 24 de octubre de 2013

Me gustan las americanas

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Conocí a una americana de Michigan, un bombonazo. Era alta, 1,84. Rubia y con ojos azules, además un cuerpo gimnasta, simpática y divertida, lo que todo hombre desearía. La conocí en una de las tan concurridas reuniones a las que suelo asistir y tengo la oportunidad de conocer a gente de todo tipo.



Estuvimos como 2 horas en la sala, junto a mas personas, hablando e intercambiando impresiones entre países y costumbres, hablábamos mitad español y mitad ingles - bueno lo de mitad inglés que procede de un español es para reírse - pero más o menos podíamos comunicarnos. Esta chica estaba aquí durante 3 meses para aprender español y vivir la experiencia. Ella es, como se suele decir en tono "guay", personal trainer (ponle un acento americano mega super pijo para darle más credibilidad). Ahí es cuando entendí por qué tenia un cuerpo tan impresionante, unos brazos como martillos gigantes y unos muslos que si te pega, te deja paralítico. Me recordaba a las animadoras típicas americanas.



Ya eran las 12 pasadas, un viernes en pleno centro de la ciudad, la gente quiere marcha y quiere bailar. Lo que ellos llaman "party" con acento en la "a". Yo estaba pendiente de esta chica, pero mi mente por dentro me decía que era demasiada mujer para mi. Estaba más fuerte que yo, cuando miraba penetraba como una aguja con sierra metálica en los ojos, y te dejaba cegato con ese pelazo tan rubia y brillante que tenía. Desafortunada-mente, ella se fue con otra amiga que la acompañaba, pues no entendí bien a donde iban. En ese momento pensé - o ahora o nunca - e hice uso de la estadística. Estuve pensando cuantas mujeres me habían rechazado (cuando digo rechazar, es que no tienen ningún interés en entablar una relación más profunda) y deducí que la que tocaba ahora, tenía que ser positiva. Así que justo antes de irse, le pedí el teléfono y con una sonrisa de oreja a oreja y unos ojos que habían aumentado de tamaño, me lo proporcionó. Yo ya estaba contento esa noche. Creo que sé cuando una mujer, en este caso, tiene una percepción positiva y receptiva. Sé que esa mirada y ese cambio de gesto significaba algo. Y no me equivocaba.



Pasadas unas horas, estuve acompañado de varios amigos en uno de los pubs que hay en la ciudad, cuando se me ocurre mandarle un mensaje a esta chica para saber donde esta. Me ahorro los detalles, pero en menos de media hora aparece en la entrada del pub, y totalmente sola.

Esto pintaba bien.

Bailando entre todos, riéndonos e intentando entendernos con la música alta en un idioma que supuesta-mente creía que hablaba inglés (pues con la música alta parece que hablas en finlandés) derivé la conversación a fuera del local, para tener un mayor control sobre ella. Estuvimos intercambiando ideas e impresiones, y decidimos todos irnos a bailar bailes latinos, como puede ser salsa y demás derivados. La verdad es que no tengo ni puñetera idea de bailar salsa, pero sabía que ella no había bailado en la vida, y era mi oportunidad de impresionar. Y así fue. Llegamos al local, la cogí de la mano y nos fuimos a bailar. Cuando te sientes que puedes y tienes el poder de enseñar algo que la otra persona no sabe, te sientes más seguro y te ayuda a tomar decisiones en acciones. Estuvimos bailando muy pegados, y fue mi sorpresa, que al juntar por primera vez nuestras dos caras, ella no dejó de mirarme a los ojos, y yo tampoco a ella.



Ahí me di cuenta que era una clara señal de que la cosa iba a pintar muy bien. Yo estaba completamente exaltado, contento y jugando con la situación. Intentaba alargar la situación lo máximo posible porque sabía que el final iba a ser bueno, que el beso se iba a concurrir. Hasta que por fin ocurrió el beso.

Estuvimos en la playa caminando como dos recién enamorados por la arena a la luz de la noche. Nos sentamos y estuvimos en la orilla del mar, con mucha oscuridad y con algunos mirones que de vez en cuando se hacían los locos. ¿Que si hubo sexo? Pues si, y del bueno. 



¿Qué como lo conseguí? Pues no tengo ni idea, pero disfruté desde el momento en que la conocí, disfrute de lo desconocido y me encantó saber que nosotros somos un producto exótico para las mujeres de otros países.



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